Para Brisson, la oposición platónica entre mythos y lógos, y la especialización del sentido de mythos, es una consecuencia de la definitiva sustitución de la oralidad por la escritura que iba a tener lugar en Grecia. La primera parte del libro describe el testimonio de Platón sobre la comunicación de lo memorable en una colectividad dada. La segunda analiza la crítica platónica a ese tipo de discurso que designa el vocablo mythos, tomando en consideración otro tipo de discurso, propio del filósofo, que designa el vocablo lógos, entendido como “discurso verificable” y como “discurso argumentativo”.