
El octavo día

Dioniso y lo dionisíaco en la litertatura...

Odisea

Unas veces denso como el plomo, otras ligero como la lima, el decir poético de Juan Barja fluye en este libro sin cortapisas, directamente desde la lengua, o desde la mano, sin mediación aparente, ajeno a etiquetas y mandatos. «Ciego sol, / seco mar, /cuerpo vacío», escribe Barja. Y libre se siente el lector también –como quien se zambulle por primera vez en un mar agreste, expuesto y fortalecido a la vez–, pasando por los diferentes registros que, como señala Julián Jiménez Heffernan, ofrece la obra: «la vena lírica (las canciones), la línea documental (los informes cotidianos), los estallidos satíricos, tan medidos, las meditaciones circulares especulativas, los rondós, las pastorales urbanas, las moralidades... Puede parecer un libro de poemas, pero en realidad son poemas en un libro de alguien que quiere hacerse oír y leer, un ejercicio terapéutico de liberación, y, sobre todo, una diagonal de racionalidad independiente».
El octavo día reúne, continúa Jiménez Heffernan, un puñado –amplio– de «textos vibrantes, entretenidos, sarcásticos y tiernos a medias, extraordinariamente lúcidos en ocasiones, siempre inteligentes; textos que reclaman relectura y no se borran de la cabeza». Textos definitivamente necesarios.
Por favor, regístrese primero.
Registrarse
Crear una cuenta gratuita para guardar tus favoritos.
RegistrarseCrear una cuenta gratuita para usar listas de deseos.
Registrarse