Entre Ares y Afrodita
En el país de los antiguos griegos, Zeus, el Juez Supremo de dioses y hombres, se muestra incapaz de reconducir verbalmente un conflicto matrimonial y amenaza a su esposa con usar contra ella su descomunal "fuerza física". El matrimonio paradigmático que evoca la Ilíada no es habitado por la entrega mutua y generosa entre los esposos: a la violencia de Zeus responde, en otro momento del poema, la "fuerza de la persuasion" con la que Hera, tramando favorecer a sus protegidos en la guerra de Troya, sustrae la atención de su marido gracias al "persuasivo" ceñidor de Afrodita. La fuerza bruta y la persuasión erótica, también irresistible. Dos formas de doblegar, de imponer el propio criterio, en modo alguno equivalentes entre sí, pero comparadas por los griegos como fuerzas que, en el seno del matrimonio, actúan en beneficio exclusivo de una de las partes. Así quedó expresada, en la primera obra de la literatura occidental, la tensión inherente a la alianza por excelencia entre hombre y mujer; alianza proclive a abrigar el intento por cada una de las partes de "subyugar" a la otra, cuando no solidaria de la "afeminada" venganza. Son violencias acordes con la antigua división de los roles sexuales o, si se prefiere, "guerra de sexos" desde la que el presente libro se propone acceder a hilos de pensamiento capaces de elucidar un tipo de conflicto que la modernidad, cargada con el lastre del pasado, sigue estando lejos de resolver.